Félix regresa a su casa nervioso. Siente una gran angustia que le oprime el pecho como si alguien que quisiera estuviera en peligro
--mis muertos... seguro que son mis muertos que claman venganza –dice llevándose la mano al corazón—mi hermano y mi padre me recriminan que me haya enamorado de su asesino pero mis sentimientos no importan... lo voy a aplastar... lo voy a destruir aunque yo muera también...
Félix se queda blanco al ver a Julián esperándolo muy preocupado en la puerta de servicio de la casa. El joven se queda parado y Julián se acerca a él muy angustiado. Le acaricia de la mano y Félix es puro hielo.
--¿qué te pasa?¿qué tienes?¿estás enfadado conmigo?¿ya no te quieres casar?
Félix lo mira con tristeza, le quiere pedir que huya, que huya de él pero lo besa, lo besa con pasión. Es un beso lleno de amor y de odio. Julián saborea ese beso, Félix está consternado.
--a veces siento que me amas y aparte que me odias –dice Julián confundido.
En parte fingido y en parte real Félix se muestra muy enamorado.
--son los nervios de la boda...
--si no estás seguro lo podemos dejar para más adelante...
Félix lo mira furioso:
--¡imbécil, seguro que cree que me le voy a regalar ya... pero no, conmigo no va a jugar¡ --dice para sí.
--dime lo que te pasa –Julián cariñoso.
--lo que pasa es que te amo más que a mi vida –dice Félix—y me da miedo que me dejes, que seas como todos los hombres que sólo buscan sexo...
Julián le acaricia las mejillas con las dos manos y con desesperación le dice:
--¡yo te amo y he puesto mi felicidad en tus manos¡¡¡me voy a casar contigo sin conocerte... ¿no te parece una prueba de amor?
--si mi amor, nos vamos a casar y vamos a ser muy felices.
Julián lo abraza y le dice angustiado:
--no me dejes, mi muero si me fallas.
El rostro del hombre está lleno de amor, el de Félix de odio y dolor:
--¡falso, falso¡¡¿cómo puede ser tan falso?¡ --piensa para sí—parece sincero... no me extraña que sea tan peligroso.
En ese momento, Mario se está dando una ducha. Rafael toca a su puerta.
--puedo pasar… ? Me hago pis.
--ya sabes que sí.
Rafael entra en tanga. Mario está duchándose. Tocándose los genitales. Rafael lo mira unos segundos, lo suficiente para ponerse palo.
--hoy es tu día de suerte, amigo –dice bajándose el tanga.
Mario está con la cara llena de jabón. Mira hacia el chorro de agua.
--¿cómo dices?
Tiene los ojos cerrados. Rafael se acerca sigilosamente. Tiene la bella verga de Mario frente a su cara. Babea. Sonríe con cara de degenerado. Rápidamente la agarra entre sus manos y se la mete en su boca. Es apenas un segundo pero lo disfruta mucho. Mario se sobresalta,
--¿¡pero qué haces? ¡
Rafael no quiere soltar ese rico manjar pero Mario le da un empujón. Sale de la ducha. El cuerpo desnudo de Mario aún lo va encendiendo más. Mario va deprisa a buscar una toalla.
--¡No me gustan estas bromas¡ ¡¡será mejor que me vaya de la casa¡
Rafael mira con cara de depravado ese desnudo culo que tan cachondo le pone. Por fin ha llegado el día que tanto quería. Con ojos libidinosos dice:
--¡claro que te vas pero antes te voy a romper el culo¡
Mario se cubre con la toalla. Mira a Rafael con desprecio.
--¿¡te has estado burlando de mi? ¡¿todo este juego era para llevarme a la cama¡ ¡¡no soy gay¡
Rafael le arranca la toalla y se agarra a su trasero. Está loco de deseo:
--¡a mi me da igual que seas gay o no¡ ¡¡ ya me cansé de jugar al virgencito, si en serio nunca has estado con un hombre pues vas a conocer a uno de verdad¡
Mario mira con desprecio a Rafael:
--¡antes te mato¡
Mario le da un empujón a Rafael. Se aparta de él pero Rafael lo agarra a la fuerza, Mario está mojado y resbala con tan mala suerte que se da un golpe en la cabeza con la pica y cae en el piso semiinconsciente. Siente un gran dolor en la cabeza, quiere levantarse pero no tiene fuerzas y es una fácil presa de Rafael que se pone sobre él. Van rozando sus penes, le va abriendo las piernas. Rafael jadea con cara de degenerado.
--¡que ganas te tenía¡
Mario está algo mareado. No puede levantarse. El golpe lo ha debilitado y tiene a Rafael encima que lo trata como a un muñeco. Le abre las piernas mientras no deja de besarlo, de comerle los pezones.
--no me hagas daño –suplica Mario débilmente.
Rafael hace lo que le da la gana con el joven y lo encaja a su cuerpo mientras le dice:
--no si daño no te haré, te voy a subir al cielo...
Mario grita y llora mientras Rafael comete un crimen más. Mario se quiere levantar pero no puede. Está mareado, no ve bien. El golpe que se ha dado ha sido fuerte. Sí nota un fuerte dolor en su culo y es que Rafael le ha metido la verga y lo está taladrando mientras jadea como una bestia en celo. Rafael penetra con su arma sexual en el cuerpo de Mario como si de un puñal se tratara. Mario grita y llora.
Rafael se sube la cremallera feliz y satisfecho. Mario queda el piso ultrajado y muerto en vida.
--pues sí, sí que no has estado nunca con un macho ¡¡me ha costado romperte el culo¡ –dice el hombre burlón—la próxima vez no te dolerá tanto.
Mario está como en shock. Sangra la herida de su cabeza, sangra su culo pero lo que más le sangra es la herida de su alma que ha sido mortal. Rafael lo agarra del brazo para que se levante:
--¡quita ya esa cara... que si no te ha gustado no es por mi culpa... yo soy muy bueno en la cama y he estrenado a muchísimos chicos y todos han gozado más que yo¡¡¡pero claro, te me muestras desnudo y luego te quejas¡ ¿¡qué esperabas? ¡¡te la has pasado provocándome como una putita¡
Mario no deja de llorar. Está muerto, roto por dentro. Rafael le agarra del cuello con violencia:
--¡no chilles más... yo te he dado sólo que buscabas... y a ver si te calmas que te tienes que ir de mi casa hoy mismo... yo no quiero fulanas viviendo conmigo¡
Mario no tiene fuerzas para nada, sólo lo mira llorando sangre y Rafael le dice:
--¡no me mires con esa cara...¡¡¡ tú me provocaste¡¡¡y si te me regalaste para que te dejará vivir en mi casa te pelaste¡¡¡no me gustan las chicos que no se dan a respectar... y ahora tienes media hora para irte... si cuando salga del baño sigues en la casa les voy a decir a todo el pueblo la clase de putita que eres¡¡
Mario se asusta y con un hilo de voz dice:
--¡no, no... no quiero que nadie lo sepa¡
Rafael sonríe con cara de pervertido, le acaricia en la mejilla a pesar que Mario lo rechaza con asco y dice:
--claro que no, preciosa, si tú callas esa bocota que tienen todas las putitas como yo soy un caballero nadie se enterará de cómo te me regalaste¡¡
--al menos deja que me duche –dice Mario con asco.
--¡no, te vas ya... quiero que te lleves mi olor en mi cuerpo para que no me olvides¡¡
Mario no se mueve y Rafael le dice:
--¡vete ya... ¿¿o quieres que lo volvamos a hacer?¡¡si es así yo te doy el gusto¡¡
Mario se asusta mucho y sale corriendo del baño tambaleándose, sangrando su cuerpo y su alma . Rafael se limpia el pene con el resto de sangre. Ciertamente le ha costando penetrarlo. Entra en su cuarto, se tumba en la cama para saborear su nuevo triunfo. Mario le gusta mucho, tiene ganas de compartir con alguien de ese delicioso cuerpecito que ha profanado. En momentos como esos es cuando más echa de menos a su amigo Francisco. Busca en el directorio de su móvil a ver a quien puede llamar. Llama a su amigo Armando.
--¡Rafael... ya era hora¡¡¡tu madrastra te anda buscando¡
--¡ni sabes el bombón que me comí hoy... y culito virgen... virgen¡ ¡nunca había conocido un chico tan guapo.
--si pero...
Armando le quiere decir algo pero Rafael no le deja.
--ya sé que te mueres de envidia pero al menos debes alegrarte por mi.
--es que tu madrastra quiere que vuelvas me dijo que te dijera si sabía de ti.
Rafael sonríe:
--seguro que ya se cansó del imbécil ese que decía ser su marido... seguro que todo volverá a ser como antes...
Mario se mira desnudo ante el espejo. Se siente sucio, muerto. Siente que todo es culpa suya. Aunque no quiere pensar en ese monstruo que se le presentó con disfraz de angelito Mario no puede evitar pensar en qué sabia que Rafael se estaba dando muchas confianzas y no hizo nada y eso lo llena de remordimientos. No puede con el dolor, con la vergüenza que siente. Tiene la ventana abierta de su cuarto. Grita, corre y se lanza al vacio.
--seguro que ya se cansó del imbécil ese que decía ser su marido... seguro que todo volverá a ser como antes...
Mario se mira desnudo ante el espejo. Se siente sucio, muerto. Siente que todo es culpa suya. Aunque no quiere pensar en ese monstruo que se le presentó con disfraz de angelito Mario no puede evitar pensar en qué sabia que Rafael se estaba dando muchas confianzas y no hizo nada y eso lo llena de remordimientos. No puede con el dolor, con la vergüenza que siente. Tiene la ventana abierta de su cuarto. Grita, corre y se lanza al vacio.
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