PARA UN TRIO

PARA UN TRIO

lunes, 27 de diciembre de 2010

CAPITULO 8:


Andrés mira a Rafael con odio.
--¡no te vas a salir con la tuya, la justicia no se puede comprar¡
Rafael se le ríe:
--¡pues lo hice y la prueba es que tu pobre padre se está muriendo en una triste celda sin que nadie haga nada, sin que tenga la atención que necesita¡¡yo he comprado al juez y si tú no te acuestas conmigo hoy mismo mañana tu papaíto será trasladado a la prisión del estado y tú seguirás sus pasos... no podrás estar en su funeral¡¡
--¡¡desgraciado¡¡
Andrés lo quiere bofetear pero Rafael le agarra del brazo para impedirlo. Lo empuja con desprecio y le dice:
--¡el dinero todo lo puede comprar, ya lo deberías saber¡
Destrozado, Andrés lo empieza a golpear con rabia. Llorando lleno de odio le dice:
--¿¿¡porqué?¡¡¿por qué me haces todo esto?¡ ¡Yo no te hice nunca nada¡
--¡ya te lo dije, yo quiero ser el primer hombre en tu vida y lo seré quieras tú o no¡
Andrés se seca las lágrimas, lo mira con rabia y le dice:
--¡nunca me vas a tener, antes muerto¡
Divertido Rafael le dice:
--¡el que va a morir como un delincuente va a ser tu querido padre y tú serás el culpable de su muerte y tú ni siquiera te podrás despedir de él porque estarás preso¡¡y todo por necio... si te la vas a pasar de miedo en mis brazos¡
Los dos se miran desafiantes. Rafael se va riendo y Andrés se queda solo, furioso. Llora y golpea la puerta con rabia. Nadie le hace caso y cae al suelo abatido llorando de rabia e impotencia.


Félix y Asdrúbal pasean tomados de la mano como una pareja de enamorados.
--No sabía que tenías familia –dice Asdrúbal.
--En realidad tal vez por eso tenía tanto miedo a enamorarme.
Asdrúbal lo mira dulcemente y le dice:
--¿me tienes miedo?
Félix suspira y dice:
--te amo y no ya no tengo miedo.
Asdrúbal sonríe y la pareja sigue caminando tranquilamente. Félix le habla de una pena muy profunda que tiene guardada en su corazón desde chico.
--Mi mamá sufrió mucho por amor. Mi mamá se entregó sin estar casada. Ese hombre la convenció de que vivieran juntos pero ni siquiera me dio su apellido. Y un día se fue.
--¿y no has sabido nada de él?
--a veces me ha escrito. Sé que se casó, que tuvo un hijo.
--tu hermano.
--Si, se llama Andrés pero ni lo conozco.
--¿y no te gustaría saber de Él?
--no sé, sí pero no creo que le pueda perdonar a mi padre que prefiriera a su otra familia. Lo quiero olvidar. Si ellos quieren saber de mi que me vengan a encontrar. Saben dónde ubicarme.
Se paran. Félix está triste. Asdrúbal le acaricia, lo besa.
--no pienses en cosas tristes.
Félix lo mira muy enamorado.
--yo te amo tanto, no me dejes. No soportaría perderte.
--Yo te amo más que a mi vida. Yo tampoco soportaría vivir sin ti.
Félix lo mira confiado. Siguen paseando.
--¿y tú? ¿no tienes familia?¿vives solo?
Asdrúbal se pone nervioso, empalidece. Habla tartamudeando.
--¿¿yo que, como?¡¿por qué te interesa?
Félix no se da cuenta de que le está ocultando algo.
--por nada, es que yo te amo y yo no sé nada de ti.
--tampoco tienes nada que saber, simplemente que te amo y punto. No hay ningún misterio en mi vida, vivo solo y no tengo familia.
Félix le besa la mano con ternura.
--pobrecito, lo debes haber pasado tan mal, no es bueno que alguien tan dulce como tú esté solo.
Asdrúbal pone cara de bueno y dice:
--pero ahora te tengo a ti, tú eres mi vida. Me gustaría poder amarte con todo, poder demostrarte lo mucho que te amo.
Félix lo mira asustado, Asdrúbal lo acaricia.
--seré muy dulce, deja que prepare para ti la velada más romántica de toda tu vida. Cena conmigo. La noche no es mala, ya no quiero que nos veamos sólo de día, deja que mañana sea la noche más feliz de nuestras vidas... al menos cena conmigo, vamos a bailar y déjate llevar. Yo no te voy a obligar a nada.
Aunque tiene miedo, Félix está muy enamorado y la ternura y la seducción de él lo convencen:
--está bien, mañana por la noche saldremos juntos pero no te prometo nada.
Asdrúbal lo abraza y mientras le dice palabras de miel sus ojos brillan por la lujuria.


Al otro lado del océano, Sebastián cena ante la atenta mirada de su hermano que le habla de todo y de nada para intentar hacerlo volver a la realidad. Le retira la cena, Sebastián le da la espalda.
--¿no quieres que salgamos a dar una vuelta? Aún no has salido, ¿no te gustaría conocer la ciudad?
Julián intenta no perder la paciencia pero le desespera que su hermano no le hable. Julián se sienta al lado de su hermano y le pone las manos en los hombros muy fraternalmente.
--¿qué hago mal, hermano?¿por qué no puedo hacer que salgas de este encierro tuyo?¿en qué fallo?¿es que no es suficiente todo el cariño que intento darte? Para mi lo más importante es verte bien y feliz. No me importa nada más.
Sebastián, que le sigue dando la espalda, llora en silencio. A Julián se le escapan las lágrimas y como no quiere que su hermano lo vea mal le da un besa en la cabeza y se acerca a la puerta para irse. De repente Sebastián rompe al fin su silencio:
--No te vayas –le susurra.
Julián se gira con el rostro desencajado por la emoción. No puede creer que haya hablado. Se acerca a la cama muy emocionado.
--¡hablaste¡¡me has hablado¡
Julián se acaricia el pelo nervioso. Por un momento teme que todo haya sido producto de su imaginación. Sebastián le medio sonríe con tristeza y le dice:
--te quiero, hermano.
Los dos se abrazan llorosos y emocionados. Julián lo acaricia con mucho cariño.
--vamos a superar todo esto, lo vamos a separar –Julián.
Los dos hermanos se sienten en paz, sienten que están llegando al final del camino.

Confiscado en una celda y angustiado sin saber de su padre, Andrés pasa la noche más larga de su vida. Lo que más le preocupa es la salud de su progenitor.
--¡no me van a vencer, no me van a vencer¡ --no deja de repetirse.
El dolor y lo rabia no lo dejan dormir en toda la noche. Está cansado y furioso cuando se entrevista con el abogado de oficio.
--¡¡pero usted es un inepto, mi padre se está muriendo y no puede hacer nada? ¡¡yo ya me he echado la culpa de todo¡¿¡que más necesitan para poner a mi padre en libertad?¡
--pero es que no es a mi a quien se lo debe decir, yo soy el abogado de usted y mi trabajo es procurar que su condena sea mínima, no puedo hacer más.
Andrés se lleva las manos a la cabeza.
--¡¡pero es que mi padre está muy enfermo, necesita cuidados especiales¡¡
--No se preocupe, en la prisión del estado sabrán que hacer, si es necesario lo tendrán en enfermería hasta que se muera. Sería lo mejor ya que las pruebas contra los 2 son muchas y pasaran una buena temporada en la cárcel.
Andrés agarra del cuello a su abogado con rabia:
--¡¡es usted un inútil¡¡¿¡es que también lo compraron?¡ ¡como habla así de mi padre?, está enfermo¡
El abogado se suelta:
--¡a mi no me ofenda, si su señor padre está tan enfermo no debió implicarse en un robo de tal envergadura, claro pensó que usted que recién perdió a su madre y con un padre enfermo pues no levantarían sospechas pero las cosas no salieron como pensaron... yo no voy a poder hacer mucho por usted¡
Andrés lo mira con rabia:
--¿a usted también lo pagó ese maldito de Jose Sáenz? ¡él me ha tendido una trampa, ha sobornado hasta el juez, seguro que usted también se ha llevado su parte¡
El abogado se hace el ofendido:
--¡no vuelva a repetir eso, no le conviene empeorar las cosas sino quiere que sea demandado por difamación....bueno yo ya no tengo nada que hacer aquí, nos vemos en el juicio pero ya le digo que ni a usted ni a su padre lo sacan de este lío en el que se han metido.
El abogado se va, Andrés se queda desesperadamente furioso.

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